Décima primera aproximación: Enfoques Institucionales
Partimos de una actividad planteada en clase, donde se nos asignó un caso para analizar al posicionarnos como analistas institucionales. Primero que nada daremos un pantallazo sobre el caso ejemplificador con el que trabajamos. Se trata de recortes periodísticos sobre dos situaciones puntuales reconocidas por la prensa nacional sobre hechos vinculados a la exposición de los alumnos de diversos establecimientos ubicados en diferentes lugares de nuestro país. Estaban mencionadas las medidas tomadas por cada una de esas instituciones de acuerdo a criterios propios vinculados con la comunidad en la que estaba inserta, a las personas que allí participaban, tanto profesores como alumnos y a la ideología de la cual eran portadoras cada una de ellas. Según la línea de pensamiento de Lidia Fernández para poder realizar un buen análisis dentro de una institución (con todo lo que eso implica) es preciso tener en cuenta todos estos ámbitos: personal, interpersonal, comunitario, ideológico. Por otro lado también nos encontramos con la cuestión mediática, nos encontramos con el mismo tipo de hechos expuestos de diferentes formas por medios gráficos de distinto tinte. Tomados desde ángulos, en algunos de ellos, podríamos decir que casi opuestos.
De acuerdo a Lucía Garay, la educación es una función humana y social, presente en todo grupo o sociedad y que posibilita la socialización. La educación siempre existió, tiene una función transhistórica. Como proceso fundante, es condición necesaria de todo desarrollo humano y social y, a la vez, causa de su fracaso. La educación es un objeto de estudio e intervención del que se ocupan todas las ciencias sociales y humanas. Plantea que un proceso de análisis debe producir conocimiento, autoconocimiento institucional e individual; en el caso analizado y en relación a los medios de comunicación , podemos evidenciar lo que esta autora aporta en cuanto al orden simbólico escolar entendido como una construcción que se basa en el lenguaje. La transformación de lo simbólico institucional no es independiente de las transformaciones en lo social. El quiebre comienza con una pérdida de legitimidad: la crisis actual de la educación y de la escuela es una crisis institucional estructural porque se ha roto, perdido legitimidad, el orden simbólico unívoco. La revolución de la comunicación y la información trajo consigo la globalización y la sensación de crisis del modelo de racionalidad. No sólo en los modelos de ser (docente, alumno, directivo) el orden simbólico social tiene un poder determinante. Hay una ruptura del orden simbólico escolar y también factores estructurales de la naturaleza material (financiamiento, salarios, equipamientos) en la crisis institucional.
La irrupción de las nuevas tecnologías ha provocado un cambio radical a la hora de acceder a la información. Esto, aplicado en el campo de la enseñanza o el aprendizaje, supone una modificación en el rol del docente. Supone la planificación de nuevas estrategias de acción para trabajar en el aula y para resolver este tipo de “nuevos” conflictos en este contexto actual.
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